Ostrero Pardo
Ph: Fabián Pinasco
Ph: Mirta Carbajal
Ostrero Pardo
Haematopus palliatus
American Oystercatcher
Orden: Charadriiformes
Familia: Haematopodidae
Estado de Conservación
Categorización Aves de Argentina 2015:
NA (No Amenazada)
Categorización de la Convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres (CMS):
H. spp Apéndice II
Estado de la Lista Roja de la UICN (2016):
LC (Preocupación Menor)
Identificación
Es un ave exclusivamente costera que generalmente podemos observar en la zona del intermareal y de rompientes, aunque para descansar también utiliza la línea de médanos y arena seca. Es muy fácil de identificar por su gran tamaño en comparación a otras aves playeras.
En la Bahía de San Antonio la vemos durante todo el año, de forma solitaria, en parejas (forman una única pareja en su vida) o en pequeños grupos, y muy ocasionalmente en bandadas numerosas.
De carácter muy territorial, puede volverse agresiva en época de cría. Vuela bajo y se distingue por emitir fuertes, agudos y prolongados silbidos.
Antiguamente en nuestra zona se la identificaba con el nombre de “tero de mar”.
Descripción
Se puede identificar por su tamaño grande y su pico largo, recto y de color rojo anarajando brillante. Sus ojos también son muy llamativos, con el iris amarillo y un anillo ocular naranja. La hembra puede presentar una mancha negra extra asociada a la pupila, aunque es una característica variable. El plumaje de la cabeza, cuello, pecho y cola es negro, mientras que el dorso es pardo oscuro y la región abdominal ventral es blanca, con una notable zona blanca entre el pecho y el ala plegada. Los juveniles, a diferencia de los adultos, tienen el pico más oscuro hacia la punta. La hembra tiene el pico 1 cm más largo que el macho.
Mide: 35 cm de largo
Pesa: 600 grs
Migración y Distribución
Se trata de una especie residente de la Bahía de San Antonio, que nidifica y cría en nuestras costas.
En Argentina es posible observarla en toda la costa atlántica, desde la provincia de Buenos Aires hasta Tierra del Fuego.
Residente
Nidifica en Patagonia
Fuente Mapa: The Cornell Lab of Ornithology
> Dieta y Alimentación
Su dieta se basa principalmente en moluscos bivalvos, caracoles, cangrejos y gusanos marinos que busca en la zona intermareal. Obtiene los cangrejos sacándolos de sus cuevas con el pico o capturándolos cuando salen de sus guaridas a alimentarse. Generalmente les clava el pico como una puñalada en el ganglio central del cefalotórax, inmovilizándoles las patas, para después abrirlos por el lado ventral y comer lo blando. En el caso de los bivalvos, utiliza su fuerte pico para abrir mejillones y almejas golpéandolos hasta cumplir el objetivo, o aprovechando aquellos que se encuentran parcialmente abiertos.
moluscos
crustáceos
gusanos marinos
> Nidificación y Cría
Esta especie se reproduce por primera vez a los 3 o 4 años de edad, y en algunos casos permanecen toda la vida con una misma pareja. En la Bahía de San Antonio (en el hemisferio sur), la construcción de los nidos y la postura de huevos comienza a principios de Octubre.
El nido consiste en una simple depresión en la parte seca de la playa (supramareal), acondicionada con restos de conchillas y materiales de la costa. Allí la hembra pone 2 o 3 huevos oliváceos con manchitas pardas y negras, que ambos padres incuban turnándose para alimentarse y descansar.
Al nacer, los pichones tienen una coloración críptica (al igual que los huevos), lo que los hace muy difíciles de detectar en el entorno. Si bien son capaces de caminar pocas horas después de nacidos, ambos padres se reparten la tarea de cuidarlos por más de 100 días después de la eclosión de los huevos.
El ostrero es una especie bastante agresiva a la hora de proteger a sus huevos o pichones; si detectan una presencia extraña o peligrosa cerca, sobrevuelan y atacan al intruso. Otro recurso es el de desviar la atención del depredador simulando ser una presa fácil. Uno o ambos padres arrastran un ala (como si estuviese rota) o caminan encorvados, intentando llevar al intruso lejos del nido para luego salir volando.
Al escuchar el chillido de alarma de los padres, los polluelos también realizan una estrategia de defensa. Se mantienen quietos con el cuerpo pegado en el suelo, para confundirse con el entorno y procurar no ser vistos por los predadores.